4/5/08

P%t@ que es rico comer


Una de las cosas que más me gusta en la vida es comer. Vengo de una familia de sibaritas, en la que dejar un pedazo de costilla de cordero guacha en el plato es mal visto y no aceptar el vino que se ofrece... uff... Peor todavía... Desde que era una bruja chica que se me enseñó que las cosas hay que probarlas para poder decir que no nos gustan, por lo que mi paladar es bastante experimentado (Por favor, mentes de alcantarilla, estoy hablando de comida). Tal era el fanatismo de mis papás para volverme una experta degustadora, más allá de una (horror de horrores) procesadora de alimentos, que una vez me sobornaron con una Barbie a cambio de un plato de piures... de más está decir que conseguí mi Barbie y además de eso desarrollé un gusto casi enfermizo por los mariscos.

Desde la preparación de la comida, hasta la sobremesa eterna como "previa" para el asado de la noche, junto con la abuela curaguilla que insulta a medio mundo sin por eso dejar de parecer una dama, en mi casa la comida, más que una necesidad, es un ritual que bordea lo sectario y, por lo mismo, aquellos que no cumplen con los cánones establecidos, pasan a ser despreciados pecadores. Mi bisabuela Quelita era famosa por sus comidas que se demoraban horas en preparar y por lo estricta (rayando en la obsesión) que era en términos de modales y etiqueta en la mesa... además de su eterno olor a salame con Chanel Nº 5. La comida va más allá que el plato servido, sino que implica también el cómo se sirve y cómo se come.

Es por eso que luego de 26 años, bueno, comiendo, he decidido poner esa experiencia en líneas. Llamo a ésto la "Inquisición Culinaria", donde los pecadores serán condenados a la pena máxima y los devotos elevados a categoría de santos.

2 comentarios:

Payayita dijo...

N-O-T-A-B-L-E su proyecto de log, estimada.

Estaré visitándola constantemente =)

Endora dijo...

Gracias estimada. Cuando me paguen (GLUP!) prometo nuevo comentario... sino tendré que acudir al recurso de la memoria gustativa.